26/1/14

NEVERA ARTIFICIAL EN SIERRA SALVADA

En tiempos pasados, antes de la existencia de medios industriales para hacer hielo, este se conseguía en neveras a partir de la nieve. Esta actividad es conocida desde la época de los romanos, pero su principal desarrollo tuvo lugar entre los siglos XVI y XIX.

Los neveros que se instalaban cerca de las poblaciones normalmente consistían en un pozo excavado en la tierra con muros de contención y que podía estar cubierto con un tejado. Además, disponía de aberturas para meter la nieve y sacar el hielo. En otras ocasiones se utilizaban cuevas en las que se guardaba la nieve.

El procedimiento consistía en acumular gran cantidad de nieve en los lugares dispuestos para ello. La nieve se pisaba para prensarla y convertirla en hielo. Después se cubría con tierra, paja o ramas para aislarla. Ya en verano, se cortaban bloques de hielo, que eran transportados a lomos de animales de carga durante la noche para evitar que se derritiera.

En enero de 1885, Miguel Urrutia, vecino de Amurrio, solicita al Ayuntamiento de Ayala autorización para almacenar nieve en una cueva de Menérdiga para “la confección de helados y limonada en verano”.

El Ayuntamiento le da la autorización con las siguientes condiciones:

1º Que la concesión se hace tan sólo por el presente año y si hubiere de continuar en los siguiente habrá de pedir nuevo permiso pudiendo, en caso contrario, procederse contra el mismo por el uso abusivo de aquel aprovechamiento propio de esta comunidad

2º Que de la nieve que encuevase podrá conceder a los vecinos de la misma que lo necesiten hasta cincuenta arrobas y

3º Que en virtud de esta autorización, pagará en la Tesorería de este municipio, en el término de 15 días siguientes a este acuerdo, 20 pesetas, previo cargareme al Tesorero que se extenderá en la Secretaría, y de no hacerlo será denunciada la nieve y sin derecho a ningún trabajo que para su encuevación se hubiere hecho


Fuente: Archivo del Ayuntamiento de Ayala
Goretti Mendia. Publicado en el nº 44 de la revista AZTARNA, de diciembre de 2013